Todas soñamos con el momento en que esa persona de la que estamos enamoradas nos pida matrimonio, cada uno tiene en su mente un lugar, un momento, un anillo… y cuántas cosas más con las que alguna que otra vez sueñas. Siempre es especial y cuando llega, algunas no dudan y responden, otras se quedan sin palabras, otras lloran y otras como fue mi caso, de la emoción no reaccionan…
Nos conocimos esquiando y esta pasión mutua nos ha llevado muy lejos juntos, entre otros sitios a Austria, en éste caso a Lech-Zürs, en el Arlberg. Entre los recorridos y pistas que ofrece éste dominio, hay uno que se llama El anillo Blanco (Der Weibe Ring), 22km y 5.500m de desnivel, unas vistas de la montaña austriaca preciosas, lagos, bosques, cabañas de madera y nieve, nieve polvo increíble, zonas en las que el circuito se pierde en los bosques y te encuentras inmerso en paisajes de postal en compañía del silencio…
… entonces, con un precioso lago de fondo, en medio de un fuera de pista, paramos a descansar y él, saca de su abrigo una pequeña cajita, se acerca a mi y me pide matrimonio…
A la vuelta del viaje, aunque quise tomarme mi tiempo, como ya os conté… mi cabeza no se dió ni un respiro y comencé a imaginar la boda que quería, como una realidad que cada día se ha ido haciendo más cercana.
“Cuatro cosas”, eso es lo que primero que piensas cuando te planteas seriamente lo que necesitas: La iglesia, el lugar de la celebración, el vestido y las flores… y la realidad es que la lista es interminaaaable…
A parte del papeleo formal, por orden de uso encontramos las invitaciones, la pedida, a parte del vestido: los zapatos, la lencería, el maquillaje, la peluquería y los pendientes; el transporte de los invitados si lo necesitas, el de los novios, los misales, la decoración de la iglesia, que en algunos casos puede ir mucho mas allá de las flores, la música en la iglesia, elegir las personas que han de participar en la ceremonia, los testigos, las alianzas, la decoración del lugar de la celebración, la elección e impresión del menú, los meseros, la mantelería, la música que sonará a la entrada de los novios en el salón, el primer baile, el dj, los detalles para los invitados, la barra libre y la recena… además si alguna de las familias es de fuera, gestionar algún tipo de alojamiento para la noche antes y la de después, posible peluquería para los invitados y a partir de aquí todos los miles de detalles que se te puedan ocurrir para que ese día sea inolvidable para vosotros y para vuestros invitados...
Parecía fácil, pero no lo es; es divertido, emocionante y lo más importante, muy personal, pero fácil…
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